martes, 5 de febrero de 2008

Cristina De Fercey




Es difícil separar la obra de Cristina de Fercey de su vida personal. Desde sus inicios, en un tiempo en el cuál no era fácil ser una mujer pensante y mucho menos intelectual, puso en juego toda la fuerza que poseía unida a una profunda sensibilidad para captar y trasmitir con singular talento, los secretos de la vida, el espíritu y el corazón humano.
Como pocos, supo expresar en su trabajo, vivencias y sentires cotidianos, reflejar el amor romántico o apasionado, la angustia ante la muerte, y el lacerante dolor que le provocaba la injusticia social. Además su ductilidad de expresión le permitió asumir realidades totalmente ajenas a ella misma; siempre con un estilo de avanzada para la época lo cuál le valió la admiración de colegas de la talla de Pablo Neruda.
Para quienes la conocieron de cerca, Cristina representó la vida, la vida vivida en total plenitud ya que supo extraer de ella lo mejor aún luchando ante la adversidad, el dolor y sus propios fantasmas de presagios ante lo inevitable de la vida que tiñeron parte de su obra y el fondo de su mirada de una profunda tristeza.
Como cantara el poeta... "El tiempo pasa, sí, el fuego no..."
El fuego de amor, vida y dolor expresado con exquisitez y talento en la poesía de Cristina de Fercey perdurará en el tiempo superando este espacio físico del cuál se ha marchado.
Lidia Guarnaccia- Periodista


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